Lo borré, lo borré todo.
Borré todas las entradas del blog. Borré cada uno de las modificaciones que le he hecho, las etiquetas y cada una de mis palabras. Las profundas, las tontas, las agradables y las odiosas. Borré todo lo que yo fui y no solamente porque no me gusta, sino porque quise, porque no quería quedarme a recordar los desastres que he hecho y el desastre que soy, así que para los nuevos que seguramente no llegarán y los viejos que tal vez lean o tal vez no aquí va quien soy hoy por las cosas que hice hace mucho, hace un día e incluso hace una hora; a partir de ahora, mis entradas serán completamente yo, aunque llegue a asustar, aunque no llegue a gustar, aunque sea terrible o trágico o asqueroso o estúpido.
A partir de ahora no busco agradar, no quiero que nadie se identifique, que bien si lo hacen, pero no es eso por lo que quiero escribir
Desde ahora, puede ser que una vez a la semana escriba, puede ser que cada vez que me sienta mal o cada mes porque no recordaré que tengo un blog.
Por ahora eso es todo.