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La tristeza la siento en los huesos, la garganta me duele de ahogar gritos y la cabeza de tanto pensar. Cualquier pensamiento aunque sea po...


La tristeza la siento en los huesos, la garganta me duele de ahogar gritos y la cabeza de tanto pensar. Cualquier pensamiento aunque sea positivo se vuelve negativo en cuestión de segundos. Pensé que no iba a pasar, no por un tiempo; pero caí de nuevo.
Cuando la vida se vé tan bien. Mi trabajo está bien, mis amigos masomenos, la universidad se está acercando a lo regular y parece que la estabilidad me diera tristeza. Todo es una razón para morir, hasta lo bueno.
La vida me parece un error colosal. No le encuentro sentido, no siento que algo valga o importe al final.
Todo me dispara tristeza o nervios. Todo es un dolor de cabeza y llevo tres días seguidos llorando. Despacio me convierto en la que siempre he sido. Mi nariz sangra, mis tímpanos se revientan y mi viaje hacia el hoyo negro donde todo comenzó está a un paso.
Por primera vez no tengo lugar seguro en el mundo. En mi habitación ya hace mucho ruido, está muy cerca de todos. Todos los demás lugares son my poblados y ruidosos y suficiente tengo con mi cabeza.
Tengo la mayor parte del tiempo la mirada vaga, pero siempre estoy pensando en algo y si hay un Dios más allá del cielo hoy le pido que por favor me quite la vida, porque hacerlo yo misma requiere mucha valentía y como hemos sabido desde siempre soy una maldita cobarde.

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